Hace ya un tiempo, la mujer de un familiar político y lejano me dijo este refrán. Supongo que ella, más recatada y sumisa de lo que yo seré jamás, vive, a su modo, una vida plena y feliz, con marido, casa, hijos... Todo aquello que yo pierdo ahora por intentar tener también una vida, y también a mi modo, plena y feliz.
Cuando una relación se acaba hay ganadores? Perdedores?
Todos perdemos, pero unos más que otros. Al final uno se lleva todo aquello que quería y el otro renuncia a todo por pura supervivencia. Pero el precio de la supervivencia es extremadamente caro. Vas haciendo de nuevo una capa más gruesa en tu ya tupida y a la vez vulnerable coraza. Y vuelves a poner esa cara estúpida con sonrisa fingida, mintiéndole al mundo, porque no pasa nada, nunca pasa nada, todo va bien en tu vida, eres fuerte y sobrevives, sobrevives a todo. Pero tú sabes que sigues muriéndote. Hoy te has muerto un poco más.
Supongo que hay que morirse para poder alzar al fin una mano y salir de la mierda, de la mentira, de la hipocresía de una vida que no es la tuya.
Pero el precio sigue siendo caro, toda aquella ilusión puesta en una nueva vida, una vida en la que ibas a volcar la tuya. Y, de repente, esa vida se va a alejar de ti, y eres tú quien la aleja. Y el corazón se te rompe en dos, tres, mil pedazos. Los recoges y los intentas recomponer y quieres dejarlos en esa nueva vida que se va, que nunca va a saber de ti más que la alejaste. Y no puedes, no puedes porque ya estás muerto. Estás muerto por dentro.
Para Jana, de quien te quiso, te quiere y te querrá siempre:
Cuando una relación se acaba hay ganadores? Perdedores?
Todos perdemos, pero unos más que otros. Al final uno se lleva todo aquello que quería y el otro renuncia a todo por pura supervivencia. Pero el precio de la supervivencia es extremadamente caro. Vas haciendo de nuevo una capa más gruesa en tu ya tupida y a la vez vulnerable coraza. Y vuelves a poner esa cara estúpida con sonrisa fingida, mintiéndole al mundo, porque no pasa nada, nunca pasa nada, todo va bien en tu vida, eres fuerte y sobrevives, sobrevives a todo. Pero tú sabes que sigues muriéndote. Hoy te has muerto un poco más.
Supongo que hay que morirse para poder alzar al fin una mano y salir de la mierda, de la mentira, de la hipocresía de una vida que no es la tuya.
Pero el precio sigue siendo caro, toda aquella ilusión puesta en una nueva vida, una vida en la que ibas a volcar la tuya. Y, de repente, esa vida se va a alejar de ti, y eres tú quien la aleja. Y el corazón se te rompe en dos, tres, mil pedazos. Los recoges y los intentas recomponer y quieres dejarlos en esa nueva vida que se va, que nunca va a saber de ti más que la alejaste. Y no puedes, no puedes porque ya estás muerto. Estás muerto por dentro.
Para Jana, de quien te quiso, te quiere y te querrá siempre: