A lo largo de tu vida te encuentras con diversos tipos de personas, personas estúpidas, personas malas, anodinas, personas distantes, personas a la que te imaginas estallándoles la cabeza... Esto último siempre ha sido muy mío, y desde que vi el primer episodio, hace ya muchos años, de "A dos metros bajo tierra", ya no me siento tan bicho raro.
De vez en cuando, tenemos la fortuna de cruzarnos con personas generosas, con personas que sin saberlo, te insuflan amor. Estas tienen un aura bella, desprenden esa energía que te embriaga y te hace sonreír. Probablemente ni siquiera son conscientes de ello, pero ese sol que emanan, penetra en tu interior y te hace amarles. Si te besan, te quedas estúpidamente alelado, las emociones te embriagan y, a veces, te reprimes para no dejar caer una furtiva lacrima, como rezaba Donizetti.
Ellos no imaginan, tú tampoco, lo mucho que necesitas de ese casto beso, de ese contacto humano, de que te den calor, de que te den color con una pequeña caricia. Te hacen sabedor, aunque tu no quieras saberlo, porque tus pensamientos van como siempre a mil revoluciones, que quizá no eres tan fuerte, o quizá sí, pero que aunque disfrutas de esa soledad buscada, de esa soledad esperada, no eres inmune a los influjos del amor.
Todos lo necesitamos en nuestra vida, amor fraternal, amor filial, amor pasional, no importa, amor.
Gracias por esos besos, por esos abrazos, por esa desinteresada amistad, por esas entradas que rompen la tediosa rutina. Gracias.
De vez en cuando, tenemos la fortuna de cruzarnos con personas generosas, con personas que sin saberlo, te insuflan amor. Estas tienen un aura bella, desprenden esa energía que te embriaga y te hace sonreír. Probablemente ni siquiera son conscientes de ello, pero ese sol que emanan, penetra en tu interior y te hace amarles. Si te besan, te quedas estúpidamente alelado, las emociones te embriagan y, a veces, te reprimes para no dejar caer una furtiva lacrima, como rezaba Donizetti.
Ellos no imaginan, tú tampoco, lo mucho que necesitas de ese casto beso, de ese contacto humano, de que te den calor, de que te den color con una pequeña caricia. Te hacen sabedor, aunque tu no quieras saberlo, porque tus pensamientos van como siempre a mil revoluciones, que quizá no eres tan fuerte, o quizá sí, pero que aunque disfrutas de esa soledad buscada, de esa soledad esperada, no eres inmune a los influjos del amor.
Todos lo necesitamos en nuestra vida, amor fraternal, amor filial, amor pasional, no importa, amor.
Gracias por esos besos, por esos abrazos, por esa desinteresada amistad, por esas entradas que rompen la tediosa rutina. Gracias.