Siempre hablo o comento sobre las cosas que me gustan. En teoría, me propuse que este blog fuera para eso (a parte de ser una simple prueba para hacer uno en la escuela, je, je), pero a veces resulta difícil hablar tan solo de aquello que te hace feliz, que te emociona, que te pone nostálgico... y es que los tiempos que corren no son para menos.
Hoy, paseando por Sitges, he decidido comprar un nuevo libro, y para ello he pensado en ir a una librería pequeña, en la que pienso que tienen libros del género que buscaba. Para mi sorpresa, en vez de la librería, he encontrado un local vacío con un cartel en que podías leer "se alquila". Que triste... Pero en fin, como la librería ya no existía, he decidido ir a otra que, como la primera, no es mi librería habitual. Cuando he llegado, al local también vacío se sumaba otro cartel que rezaba lo mismo que el anterior. Algo perplejo, he decidido ir a mi librería de siempre y cuando he llegado, alivio, allí estaba, incólume. He preguntado a la chica que allí trabaja por el libro en cuestión y me han respondido que no lo tenían. He preguntado si me lo podían traer y me han respondido que no, alegando que no había tiempo para que llegara antes de que cerraran. Yo, con la mosca detrás de la oreja, he preguntado si se iban de vacaciones y me han respondido que no, que cerraban definitivamente el próximo miércoles. He transmitido a la chica mis condolencias y he salido cabizbajo y algo descolocado. He caminado hacia la playa, he vuelto sobre mis pasos para ver de nuevo la última librería en pie de Sitges y cuando he decidido volver a casa, para mi sorpresa y horror, he visto varias tiendas con carteles de liquidación o liquidación definitiva. La crisis? La subida del IVA, inviable para las pequeñas empresas?
Siempre me ha entristecido ver como cierran los pequeños comercios, y lo he visto muchas veces, demasiadas estos últimos años.
Pero mi devoción es y ha sido siempre para con las librerías, bibliotecas... Realmente me he quedado pasmado al saber que ya no quedan librerías en Sitges. Supongo que es la nueva era. Si nadie compra música ni películas, porqué iban a comprar libros?
Pero para mi siempre han tenido un significado especial. De pequeño, siempre me fascinaron los libros. Tuve la necesidad de leer, incluso antes de que me enseñaran. Con 5 años, fui por primera vez a la biblioteca del pueblo, yo solo, entonces nuestros padres no tenían ese miedo acérrimo y castrador a que nos secuestraran, violaran o descuartizaran... Estaba realmente emocionado. Había montones de libros, o a mi así me lo pareció (era tan solo una pequeña biblioteca de pueblo). Empecé a mirar y creo que la bibliotecaria me indicó cuales eran más aptos para mi edad. Escogí un cuento que me sabía de memoria "La caperucita roja", y es que nadie debía enterarse de que yo no sabía leer. Creía que a la biblioteca solo podía ir la gente con dotes para la lectura... En fin, me senté en una mesa y empecé a contar el cuento, en voz alta, al ritmo que pasaba las páginas, deleitándome con las imágenes. En un momento dado, se me acercó la bibliotecaria y me indicó que debía callar, puesto que en la biblioteca se debe guardar silencio. Lejos de molestarme, aquella pequeña riña me abrió el mundo. Era libre para deambular por la biblioteca, para ojear libros, llevármelos en préstamo... y nadie sospechaba que yo no sabía leer. Fui feliz, verdaderamente feliz. Muy poco después aprendí a leer y los libros se convirtieron en mi mundo, un mundo paralelo donde vivir, llorar, emocionarme, soñar y refugiarme al fin. Para siempre fueron mi parapeto contra viento y marea. Por las noches, a la débil luz de una bombilla, de todas todas, no apta para la lectura, leía sin parar hasta que mi madre me obligaba a apagar la luz y a dormir, y aún así, a veces esperaba a que mis padres se durmieran y volvía a encender la nimia bombilla. Con los años, me pusieron gafas, evidentemente.
Hace ya varias semanas desde que empecé a escribir este mail y realmente no he sabido como continuarlo, ya que la emoción o congoja que me embargaban cuando empecé a escribir, ya no son las mismas.
A día de hoy, gracias a una compañera de clase de inglés, he descubierto una librería, de las que llevan toda la vida en Sitges.
Soy feliz.