Nunca aprendemos.
Y nos sentimos humillados por aquellos a los que considerábamos amigos, algo más que amigos. Y sí, nos comportamos como señores, con buena cara y sin mostrar el mínimo dolor. Y conservamos la dignidad, aunque la mancillen. Dignidad, que estupidez! Pero ahí seguimos, estoicos.
Ya no quedan lágrimas, el tiempo se las ha llevado.
Y una nueva capa se ciñe a nuestra coraza, justo cuando pensábamos que era el momento de volar sin ella.
Y nos sentimos humillados por aquellos a los que considerábamos amigos, algo más que amigos. Y sí, nos comportamos como señores, con buena cara y sin mostrar el mínimo dolor. Y conservamos la dignidad, aunque la mancillen. Dignidad, que estupidez! Pero ahí seguimos, estoicos.
Ya no quedan lágrimas, el tiempo se las ha llevado.
Y una nueva capa se ciñe a nuestra coraza, justo cuando pensábamos que era el momento de volar sin ella.
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